¡Vaya notición! El enorme volumen de residuos textiles es una verdad incómoda a nivel mundial. Para que te hagas una idea, ¡el 40% de la ropa en nuestros armarios no la usamos en todo un año! Según cálculos, cada ciudadano desecha entre 20 y 30 kg de textil anualmente (https://economiacircular.org).
En Cotiledón, nos propusimos un objetivo ambicioso: imitar los ciclos naturales, donde nada se desperdicia. Nos inspiró una frase maravillosa: «el residuo de un ser vivo es el insumo de otro». Verás, esto se observa en todas partes. Cuando las hojas caen en otoño, llegan al suelo y comienzan su proceso de descomposición. Allí, se convierten en alimento para lombrices, hongos y bacterias. El humus generado sirve para alimentar a las plantas de alrededor y así sucesivamente, creando infinitas conexiones cíclicas (cadenas tróficas). ¡Es el círculo de la vida, sin basura!
Entonces, ¿qué tiene que ver todo esto con el reciclaje textil? Pensemos en el ciclo productivo lineal: fabricar, vender, comprar y desechar. Esa es la realidad de nuestra ropa hoy en día. Nosotras queremos ayudar a migrar a un ciclo circular donde se fabrica la ropa, se vende, se utiliza, se recupera la tela, se fabrica nuevamente con esa materia prima, se crean nuevos productos, se recicla nuevamente, se vuelve a fabricar y así sucesivamente. Sabemos que lo ideal sería que la materia prima vuelva a la tierra desde donde se obtuvo y que nuestro emprendimiento está en medio, como una transición a un cambio de paradigma. Estamos convencidas de que algún día la ropa se compostará rápidamente y volverá a la tierra gracias a la ciencia. Pero por ahora, aportamos nuestro granito de arena para generar menos residuos y generar empleo, revalorizando los procesos energéticos usados para crearlos. ¡Vamos a darle una segunda vida a nuestra ropa!.
Un Abrazo
Coti